domingo, 26 de julio de 2009

Let it bleed

"Que sangren"
Mick y Keith

Créeme que a veces, sin esperarlo, una mano amiga puede soltarte la tuya y acabas flotando en alta mar viendo como se aleja su velero. Detrás tu ciudad, aún más podrida que antes y en frente la compañera de fuga que ya ni te acompaña ni se fuga.

Más o menos así continua la historia, perdona por el retraso.

Eso no era lo peor de todo. Al soltarle la mano, su pecho, que ya reposaba sobre la madera del barco, topó con una estaca sobresaliente que le cercenó la piel, por el tórax y le hizo herida profunda que sangraba sin piedad ninguna.

El caso es que se le daba mejor bucear que nadar. Desde pequeño tomaba grandes bocanadas de aire o de polución urbanita para aguantar largo tiempo debajo del agua. Batió su mejor marca en lo más profundo, lejos de cualquier peligro y cualquier resentimiento. Sin embargo, continuaba herido, pero en vez de nadar, bucear, huir o escurrirse, decidió permanecer inmobil. Iba a dejar, sosteniéndose en la profundidad de aquellas aguas heladas, que aquella herida sangrara. La sangre que soltaba, trepaba hasta la superfície creando una gran mancha roja.

Iba a dejar que sangrara.