viernes, 7 de mayo de 2010

Pase

El otro día, alguno de estos, leí en algún lado que, en su momento, haber visto actuar a Charlie Parker en directo le cambiaba la vida a uno. Muy poca gente lo vió en realidad. Quizás solo unos cuantos miles (Davis). Estoy seguro de ello. Es posible. ¿Por qué no? Pero me está dando que pensar.

¿De qué modo les iba a cambiar la vida?. Es decir. ¿De qué manera iba a condicionar el resto de lo que estaría por venir? No sé si muchos de los que lo vieron llegaron a alcanzar grandes cimas en el resto de sus días. Quiero decir que, en el fondo, se supone que todo lo cambiaba para mejor, que el pájaro (Bird) conocía alguna manera de revolucionar el alma de los oyentes. Y las revoluciones, bueno, no están nada mal. Pero, ¿Cuales fueron los cambios?

Es posible que cada uno tenga derecho a un golpe de suerte. Pero no a dos. La suerte hay que buscarla, dicen, y no creo que sea de recibo ir a encontrarla pagando pase para una noche en el Blue Note de Nueva York. Y así, ¿valdría la pena que Parker nos hubiera cambiado el plan de ruta? Si más que un empujón puede que nos diera alas. Y las alas no se compran. Las suyas las ganó de otra manera mucho más triste. No sé si será mejor que uno siga con lo que tiene, que no es poco, ni fruto de la suerte, al menos para mí, y para Bird.